Hablar de música aragonesa supone, para la mayoría de los ciudadanos, recurrir a los elementos más característicos de esta materia en Aragón: el baile de la jota, el acompañamiento de guitarras, bandurrias, laúdes y castañuelas, la bella voz característica de esta forma aragonesa, la letra con sus correspondientes estribillos y estrofas, etc. Así es, seguramente la expresión artístico-musical aragonesa más conocida sea la jota. Pero esto no quiere decir que se trate de las únicas formas musicales de nuestra tierra. Efectivamente, en Aragón existe una amplia cultura musical, en ocasiones no bien conocida, que muchas veces hunde sus raíces en lo más profundo de las raíces e historia del viejo reino.
Así, junto a los instrumentos conocidos y relacionados con la gran jota aragonesa, podemos observar otros muchos que han tenido y tienen gran importancia en el actual desarrollo de nuestra música tradicional. Se trata, entre otros, de la dulzaina, el tambor, el chiflo, el chicotén...y la gaita aragonesa, también denominada gaita de boto a la cual dedico este post.
A muchas personas les resulta curioso e incluso chocante hablar de "gaita aragonesa", ya que normalmente este instrumento aparece públicamente mucho más ligado a otros lugares como Galicia, Asturias, Escocia, etc. Pero ciertamente Aragón cuenta con su gaita peculiar, en muchos aspectos similar a los elementos comunes de la gaita "genérica", pero con algunas especialidades que también la hacen diferencia.
Así, la gaita aragonesa o gaita de boto, es un instrumento de viento que consta de estos elementos:
- El boto: da nombre a la gaita aragonesa, y consiste tradicionalmente en un cuero de cabra debidamente cosido en el que se recoge el aire que después hará sonar el instrumento y al que se conecta el resto de piezas de la gaita. Actualmente el boto también es realizado de materiales sintéticos que cumplen la misma función.
- El soplador: tubo de madera por el cual el gaitero sopla para insuflar el aire en el boto. Queda unido a éste a través de un cepo de madera situado en una de las extremidades superiores del boto tradicional realizado de con la piel de la cabra o cabrito.
- El clarín: tubo de madera, al estilo de una dulzaina, puntero o flauta, con el cual se hacen tocar las diferentes notas musicales.
- El bordón: tubo de madera más largo que da lugar al sonido bajo de forma continuada. También queda unido al boto a través de un cepo de madera situado en la otra extremidad delantera de la piel del animal en caso de construcción tradicional.
- La bordoneta: similar al bordón pero más pequeño, que produce una nota octava más aguda.
- El cepo: pieza de madera que une en paralelo clarín y bordoneta a uno de los agujeros del boto, concretamente al equivalente del cuello de la cabra.
Junto a los elementos anteriores, llama poderosamente la atención dos aspectos más. Son realmente aspectos decorativos (y por lo tanto variables de unos instrumentos a otros), pero que también tienen su importancia. Son los siguientes:
- Vestido de niña: generalmente, la gaita aragonesa va "vestida" con ropa de niña. Efectivamente, el boto va cubierto con un vestido de niña, en el que se aprovechan los orificios para cuello y brazos para sacar los cepos de soplador, bordón, bordoneta y clarín. En este sentido, es necesario referirse a la causa de este tipo de decoración. La leyenda (preciosa, por cierto) hace referencia a un gaitero que, habiendo perdido a su hija siendo ésta una niña, viste su gaita con un vestido de la misma al objeto de recordarla siempre y rendirle homenaje. Otra justificación más pragmática (pero menos bonita) hace referencia a la necesidad de rodear el boto con una tela para evitar roces, manchas de aceites, etc en los casos en los que el boto era natural (cuero de cabrito o de cabra), utilizando para ello la tela más a asequible para el gaitero de hace décadas (por ejemplo, un vestido de niña de una hija a la que ya no le vale). Yo me quedo con la leyenda, pero (evidentemente) no se puede rechazar la última explicación.
- Forrado de elementos: también variable, y en ocasiones no aparece. Se trata del forrado del bordón, bordoneta y clarín con piel de serpiente o similares. No cabe duda que, una vez más, la cultura pagana tiene su lugar aquí al acudir a la serpiente como elemento mágico (en este caso decorativo).
- Otras decoraciones: muchos gaiteros adornan su instrumento musical con grabados o marcas sobre la madera (especialmente del cepo de clarín y bordoneta) con motivos típicos de la cultura aragonesa (ya sea pagana o religiosa).
Históricamente, la utilización de la gaita aragonesa se remonta a muchos siglos atrás, con los evidentes cambios de su fisonomía que el paso del tiempo ha proporcionado. Pedro Mir, cita algunos ejemplos muy interesantes, como una miniatura del Vidal Mayor (1247). Está probada también la presencia y uso de la gaita de boto aragonesa en momentos posteriores, sobre todo en las comarcas del centro y este de la provincia de Huesca, y nordeste de la de Zaragoza, con especial referencia también a las tierras de Monegros.
Aunque la gaita de boto aragonesa estuvo a punto de desaparecer en los años setenta del siglo XX, el gran trabajo realizado por historiadores, músicos, luthiers, restauradores, investigadores y músicos aragoneses ha proporcionado una recuperación muy importante de este instrumento tradicional aragonés. En la actualidad existen colectivos tales como la Asociación de Gaiteros de Aragón (AGA), los Dulzaineros del Bajo Aragón, y otras asociaciones que dedican buena parte de sus esfuerzos al desarrollo de este instrumento. También grupos de música de folk aragoneses utilizan habitualmente la gaita de boto: La Ronda de Boltaña, Someróndón, O'Carolan, Lurte, Biella Nuei, La Orquestina del Fabirol, etc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario