domingo, 16 de enero de 2011

HOGUERAS DE SAN ANTÓN


Cuando hablaba hace unos días de la "tronca de Navidad", ya me referí al sentido del fuego en lo más hondo de la cultura ancestral de nuestros pueblos. Con un origen claramente pagano, previo al establecimiento de la  cultura y religión cristianas, el fuego simboliza el sol (por extensión la vida, la purificación y la renovación). Con la llegada de la iglesia cristiana, muchas costumbres populares son "adaptadas" a la nueva corriente, y el culto a la naturaleza, al fuego, al sol, se traducen por el culto a elementos religiosos (santos, vírgenes, etc).

La celebración de estas fiestas de hogueras, suelen ocupar las fechas cercanas a los cambios de estación, alcanzando  las hogueras y el fuego un importante protagonismo. Ocurre para la veraniega noche de San Juan, y ocurre también en estas fechas cercanas a la entrada del invierno, es decir, en San Antón.

La costumbre de las hogueras es una fiesta de comunidad. Así como la tronca de Navidad es una fiesta más familiar (aun entendida la familia en sentido amplio), las hogueras tienen su lugar en espacios públicos, generalmente las plazas mayores de algunos pueblos (u otros lugares elegidos modernamente por su mejor disponibilidad en lo que a seguridad se refiere).

La hoguera preparada en Albarracín

Los días, como decía, suelen oscilar por la primera quincena de enero, y tradicionalmente se les conoce como de "San Antón", traducción cristiana de este momento. Además, se da la circunstancia de que San Antón es conocido como patrón de los animales. Hoy en día los medios de comunicación nos ofrecen reportajes de esta jornada, con simpáticas imágenes de personas que llevan a sus mascotas para ser bendecidas en la parroquia. Así es, pero no hay que olvidar que tiempo atrás, los animales a bendecir y a proteger lo eran en la inmensa mayoría de los casos los que se dedicaban a las faenas del campo (desde el ganado hasta los destinados al transporte). Supone pues una importante clave de la forma de vida tradicional en los pueblos de antaño: la protección de uno de los elementos más importantes de las Casas y las familias (los animales como manutención y como forma de transporte y trabajo en el campo). Cada día que pasa, este San Antón queda más relegado a las mascota por la propia evolución de la sociedad.

Ahora también es costumbre acompañar la fiesta de las hogueras de San Antón de una buena "brasa", es decir, de una cena comunal en la que se fríen diversos productos ganaderos (chorizos, morcillas, etc) para compartir y comerlos en la propia plaza. Con ello, predomina el carácter de fiesta social, de la comunidad.
Y en el sustrato de esta costumbre, una vez más, un elemento esencial: el ancestral culto al  fuego.Es decir, el sol. La petición de que la luz y el calor fecunde los campos y proporcione alimento y protección para el ganado y las familias. O, dicho de otra forma, la petición de que San Antón infunda su protección sobre el ganado y las propias familias.

*Fotos gentileza de Conchi Navarro/Enrique Martínez.

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